Cuando a mediados de los 80 Paco Ferruses, vecino de Puerto de Sagunto, se enroló por primera vez en la Virgen de Begoña, no imaginaba que, 40 años después, su embarcación se convertiría en el símbolo de su ciudad. Ahora, el navío preside la rotonda que une la calle Jerónimo Roure con la avenida Adolfo Suárez, en recuerdo de un tiempo que fue decisivo para el progreso económico del municipio, pero que, sobre todo, marcó la identidad de un pueblo.
La historia de vida de Ferruses, como la de tantos otros vecinos y vecinas de la ciudad, transcurre paralela al desarrollo de la siderurgia en la ciudad. Su vinculación con la industria del metal comienza varias generaciones atrás. De hecho, como él mismo cuenta, sus abuelos ya fueron trabajadores de la Compañía Minera de Sierra Menera y de Altos Hornos de Vizcaya. Su propio nacimiento, como si de un presagio se tratase, sucedió justo al lado del muelle.
Paco Ferruses, junto con sus abuelos, también trabajadores en la industria siderúrgica.
“En el 76 entré yo a trabajar en AHV”, cuenta Ferruses, mientras enseña toda la documentación que almacena de aquella época. Un periodo que recuerda con cariño y algo de nostalgia, aunque también se recrea en la dureza de una época que golpeó a toda una ciudad, tras el anuncio del cierre de la fábrica.
Sin embargo, se confiesa con suerte. “Tras el cierre, el servicio naval se mantiene. El puerto seguía funcionando porque venían barcos con bovinas para la laminación en frío”, relata. En ese momento, la Virgen de Begoña era una barca de practicaje, vinculada a AHV. “Posteriormente, este servicio lo asume la Autoridad Portuaria de Valencia”, explica. Él, sin embargo, gran conocedor de las faenas en el puerto permaneció en su puesto de trabajo como patrón y mecánico naval y, por supuesto, mantuvo a la Virgen de Begoña como su embarcación. Con el tiempo, animado por su experiencia en el mar, decidió fundar su propia empresa -a la que llamó por su propio apellido, Ferruses -, que se convertiría en la primera en prestar servicios de amarre y desamarre de buques para la Autoridad Portuaria de Valencia, y adquirió en propiedad la lancha.
Durante estos años, la Virgen de Begoña fue casi una extensión de Paco Ferruses. Pero el tiempo no pasa en vano y el navío fue quedando obsoleto. “En 2008 tuve que retirar la barca porque el casco era de madera. No era ignífuga y, por las particularidades del trabajo, se exigía que la embarcación lo fuera”, detalla. En ese momento se planteó qué hacer con una nave que era más que un elemento de trabajo: era un trocito de su vida. Fue entonces cuando tomó la decisión de donarla a la Fundación de Patrimonio Industrial y Memoria Obrera de Puerto de Sagunto, esperando que, en algún momento, la embarcación fuera expuesta como testigo de la historia de la ciudad, honrando la memoria obrera del municipio.
“No volví a saber de ella y, por eso, me sorprendí mucho al ver que se instalaba en la rotonda”, expresa Ferruses. De inmediato, su antiguo propietario se puso en contacto con el consistorio. “Tras los sucesivos cambios de gobierno, se extravió mucha documentación, de modo que, ni la Fundación de Patrimonio Industrial y Memoria Obrera de Puerto de Sagunto, ni el Ayuntamiento, teníamos constancia de quién había sido su propietario original”, confiesa el alcalde, Darío Moreno. “Conocíamos los detalles técnicos de la embarcación y también que había sido utilizada en labores de practicaje, pero no quién había hecho la donación. Por eso, cuando Paco se puso en contacto con nosotros, decidimos enseguida cerrar una reunión con él”, explica Moreno, “donar, desinteresadamente, una embarcación con tanto valor sentimental merece que, al menos, la ciudadanía conozca su historia”.
Ahora, en una segunda vida, la Virgen de Begoña acercará a visitantes y vecindario a las labores portuarias, una tarea que tuvo una importancia fundamental en el desarrollo industrial de la ciudad. Para el consistorio, un primer paso “en la catalogación, ordenación y puesta en valor de los elementos de patrimonio industrial que están en posesión del Ayuntamiento”, de hecho, según Moreno, “ya se está trabajando para avanzar en la rehabilitación y recuperación de la locomotora de AHM, y nos gustaría que, tal como la Virgen de Begoña, pudiese colocarse en alguna rotonda”. Para Ferruses, un regalo a su ciudad amada, aunque con un deseo a cambio: “espero que las personas traten a la Virgen de Begoña con tanto cariño y respeto como lo hice yo durante 30 años”.